A medida que las operaciones logísticas se vuelven cada vez más complejas y los costes de almacenamiento siguen aumentando, comprender y evaluar los requerimientos de cada almacén se convierte en una tarea fundamental.

La importancia de una gestión del espacio eficiente va más allá de la mera organización física de productos. Implica tener en cuenta también la rotación de productos, las proyecciones de crecimiento o los propios procesos de flujo de trabajo. Tampoco hay que olvidar las necesidades concretas de cada mercancía: perecederos a temperatura controlada, mercancía pesada no convencional e incluso IMO.

RFL Cargo, cuyos servicios de almacén y distribución de su carga seca o refrigerada se adaptan a las necesidades de cada cliente, trabaja por optimizar al máximo estas cuestiones. Se trata de un punto clave en la cadena de suministro internacional.

Tecnología, automatización y flexibilidad

Los principales aspectos para la gestión correcta del espacio de almacenamiento son:

–Uso de tecnología y automatización. La integración de sistemas avanzados puede marcar la diferencia entre un almacén estático y uno altamente adaptable y competitivo.

–Sistemas de almacenamiento vertical. Por ejemplo, los estantes de paletización vertical o las torres de almacenamiento automatizadas que permiten aprovechar el espacio en altura.

–Utilización de estanterías móviles. Resulta especialmente útil para almacenes con productos de rotación variable ya que se pueden ajustar las repisas según la demanda.

– Sistemas de transporte automatizados. Se trata de vehículos autónomos y guiados por sistemas de navegación avanzados que pueden mover productos de manera eficiente sin requerir supervisión humana constante.

– Etiquetado claro y preciso. Cada área, estante o estantería debe estar claramente etiquetado con información precisa que indique la ubicación exacta de los productos. Esto acelera la recuperación y minimiza los errores al seleccionar artículos. Las etiquetas deben ser legibles y resistentes para mantener su utilidad a lo largo del tiempo. Además, el uso de códigos de barras o códigos QR en las etiquetas, es de gran utilidad.

Método FIFO y método LIFO

El método FIFO, que prioriza la salida de productos más antiguos antes que los más recientes, garantiza un flujo constante de productos a través del almacén. Esto es esencial para productos perecederos o sujetos a obsolescencia, ya que minimiza el riesgo de pérdida debido a la caducidad o la desactualización. Además, al utilizar el FIFO, se maximiza la rotación de productos, lo que puede conducir a una mayor eficiencia en el uso del espacio.

Por otro lado, el método LIFO supone que las últimas mercancías en llegar son las primeras en salir. Permite una mayor consolidación de productos similares en ubicaciones cercanas lo que puede ser beneficioso para la eficiencia del almacenamiento. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este método puede generar desafíos de gestión en cuanto a la identificación de productos y la posible obsolescencia de artículos almacenados durante mucho tiempo.

La máxima eficiencia, el objetivo final

El fin es lograr la máxima eficiencia y supone el punto en el que todos los recursos y procesos se alinean para operar de la manera más efectiva y económica posible. Este nivel es crucial para que las empresas puedan competir en un mercado cada vez más exigente y dinámico. A través de la mejora continua, la inversión en tecnología y la planificación estratégica se puede lograr este objetivo que supone toda una ventaja competitiva en el mercado.